lunes, 14 de marzo de 2011

Homo Sum

Entiendo por humanismo, el conjunto de discursos mediante los cuales se le dice al hombre occidental “si bien tu no ejerces el poder, puedes sin embargo ser soberano. Aun más: cuanto más renuncies a ejercer el poder y cuanto más sometido estés a lo que se te impone, más serás soberano.” El humanismo es lo que ha inventado paso a paso estas soberanías sometidas que son el alma (soberana sobre el cuerpo, sometida a Dios), la conciencia (soberana en el orden del juicio, sometida al orden de la verdad), el individuo (soberano titular de sus derechos, sometido a las leyes de la naturaleza o a las reglas de la sociedad), la libertad fundamental (interiormente soberana, exteriormenta consentidora y “adaptada a su destino”). En suma, el humanismo es todo aquello a través de lo cual se ha obstruido el deseo de poder en Occidente – prohibido querer el poder, excluida la posibilidad de tomarlo-. En el corazón del humanismo está la teoría del sujeto (en el doble sentido del término). Por esto, Occidente rechaza con tanto encarnizamiento todo lo que puede hacer saltar este cerrojo. Y este cerrojo puede ser atacado de dos maneras ya sea por un “des-sometimiento” de la voluntad de poder (es decir la lucha política en tanto que lucha clase), ya sea por un trabajo de destrucción del sujeto como pseudo-soberano (es decir, mediante el ataque “cultural”: supresión de tabús, de limitaciones y separaciones sexuales, práctica de la existencia comunitaria, deshinibición respecto a la droga, ruptura de todas las prohibiciones y de todas las cadenas mediante las que se reconstruye y se reconduce la individualidad normativa.


Michel Foucault, Microfisica del poder

No hay comentarios:

Publicar un comentario